Si usted tiene unos cuantos añitos encima y aún maneja,
lea con atención este artículo
Con el paso de los años, muchas de nuestras capacidades físicas y psicológicas se modifican hasta el punto de que ciertas tareas nos resultan más complicadas… y a veces, imposibles de realizar. Conducir un vehículo es una de ellas.
Algunas enfermedades requieren que se tomen medicinas que disminuyen la percepción y la capacidad de reacción.
Pero aún en personas sanas que no consumen medicamentos, la edad trae una serie de inconvenientes que no siempre se aprecian en su verdadera magnitud… y pocas veces se asumen
Si bien todos los días podemos ver a personas muy ancianas manejando su propio automóvil, un conductor consciente debería ser honesto consigo mismo y preguntarse si realmente está en condiciones de hacerle frente al tránsito.
Decir que a cierta edad un conductor puede volverse “peligroso” no es un prejuicio: es una realidad. Los factores vinculados con el envejecimiento que con mayor frecuencia afectan la capacidad de manejar son:
1) Disminución o pérdida de la capacidad visual.
2) Disminución o pérdida de la capacidad auditiva.
3) Cambios en la condición y fuerza física.
4) Cambios psicológicos.
5) Tiempo de reacción más lento.
Las investigaciones muestran una conexión directa entre los accidentes de tránsito y los cambios físicos experimentados en personas mayores.
– La pérdida de visión, oído y la fuerza física es gradual y puede pasar casi inadvertida hasta el momento de tener que reaccionar ante una urgencia.
– El deterioro de la capacidad sensorial asociada al envejecimiento, reduce la posibilidad de reacción inmediata y aumenta la posibilidad de accidentes de tránsito que a su vez, se incrementa proporcionalmente con la velocidad del vehículo.
La forma de compensar ese riesgo es ser consciente del peligro y adaptar los hábitos de manejo a las posibilidades físicas. Y extremando la prudencia.
Veo, veo… más o menos
Los problemas de visión que más afectan la capacidad de manejo son:
– Sensibilidad al brillo de la luz : La luz del sol o de los faros puede impedirle la visión.
– Problemas de enfoque: dificultad para percibir distancias y velocidades.
– Miopía: dificultad para distinguir el camino, las señales y el tránsito.
– Hipermetropía: incrementa la fatiga y dificulta la concentración.
– Disminución de la percepción de profundidad: dificulta el estacionamiento y el giro a la izquierda.
– Falla de la visión periférica: afecta para decidir el derecho de paso.
– Cataratas: nubla la visión y causa problemas en decidir si se tiene derecho de paso.
– Glaucoma: causa problemas en decidir si se tiene derecho de paso.
– Degeneración macular: afecta el centro del campo de visión y generalmente imposibilita manejar.
Formas de compensar los cambios en la visión
– Use lentes de sol si lo afecta el reflejo.
– No maneje de noche.
– Mantenga limpios y ajustados los faros.
– Evite marcos de lentes muy gruesos que restrinjan la visión lateral.
– Hágase revisiones periódicas.
Los sonidos del silencio
Alrededor del 20% de la gente mayor de 55 años sufre de algún problema de audición. En los mayores de 65, el porcentaje sube al 30 %.
La audición es muy importante en el manejo. El oído permite prevenir accidentes, dándonos indicaciones a través de las bocinas, sirenas y chillidos de neumáticos. A veces un conductor puede oír que viene un auto pero por cuestiones de posición, no puede verlo. También es importante para tener noción del ambiente y estar concentrado en la tarea de manejar.
Es muy difícil suplir el oído con otros sentidos, o con precauciones especiales. Las personas con problemas de audición que no se puedan solucionar con audífonos NO DEBERÍAN CONDUCIR.
¿Qué tiene que ver la fuerza con el manejo?
La fuerza puede ayudarlo a manejar mejor. Haciendo ejercicios que incrementen la fuerza, y sobre todo la flexibilidad, se puede evitar la fatiga y poder tener mayor control de la dirección, al mirar por los espejos y para los costados. Procure conservar los músculos de su cuello, hombros y brazos en buenas condiciones.
Algunos trucos para compensar defectos
PROBLEMA: Falla en la decisión de pasar o no (el problema más común en los conductores de edad).
– Compense la pérdida de visión lateral moviendo cuello y ojos de un lado a otro, varias veces. Pida ayuda a sus pasajeros para saber si viene un auto de costado.
PROBLEMA: Malos giros a la izquierda (es el problema número dos).
– Si es posible, evítelos girando tres veces a la derecha (dando la vuelta manzana). Sólo gire cuando tiene un semáforo verde que lo protege.
PROBLEMA: Puntos ciegos.
– Siempre gire la cabeza y mire por sobre su hombro antes de cambiar de carril.
PROBLEMA: Entrar y salir de una autopista.
– Acelere a la velocidad del tránsito y entre mezclándose con los otros autos en un punto seguro
PROBLEMA: Retroceder.
– Gire su cabeza y ponga un brazo en el respaldo mientras maneja el volante con la otra.
PROBLEMA: Dificultad de reacción.
– Guarde más distancia Y REDUZCA LA VELOCIDAD.
Conducir un vehículo en las actuales condiciones de tránsito es una tarea exigente, y sólo deberían manejar aquellas personas que estén en buenas condiciones físicas y sicológicas.
Ser consciente de las propias limitaciones puede ser algo molesto, o puede herir su orgullo… pero recuerde que, ante todo, debe pensar en su seguridad, la de sus pasajeros, y la de quienes lo rodean.
Tomado del sitio Web Ciudades mas Seguras, www.ciudadesmasseguras.com.ar