En Oslo (Noruega) se firmó un acuerdo que prohibe la utilización de bombas de racimo:
En Laos, el país más afectado por las bombas de racimo, la aviación estadounidense lanzó 260 millones de submuniciones entre 1964 y 1973, el equivalente a la carga de un bombardero B52 cada ocho minutos durante nueve años.
Dispersas en los campos, estas armas hacen peligroso el cultivo de alimentos y siguen provocando muchas muertes décadas después de terminados los conflictos. Sin embargo, el alcance del tratado se ve limitado por la ausencia de los principales fabricantes y usuarios, como Estados Unidos, Rusia, China, Israel, India y Pakistán, a quienes en Oslo se les llamó a cambiar de posición.
Un llamamiento al que Washington respondió reiterando su oposición a la prohibición. «Aunque compartimos las inquietudes» de los signatarios, «no nos sumaremos a ellos», señaló el departamento de Estado.
Fuente: El Sudcaliforniano
Tal y como sucede con el protocolo de Kioto, esto es una muestra más de las buenas intenciones de la comunidad internacional (en lo general), pero que a final de cuentas no tiene el efecto esperado, ya que a los principales causantes de los males, les viene valiendo un soberano cacahuate 🙁
Por cosas como estas es que se les quiere y se les estima a nivel mundial…..