En la sala de un consultorio veterinario se encuentran dos perros, un hermoso pastor alemán y un doberman, igualmente grande y bello. El pastor le pregunta al doberman:
-¿Por qué estás aquí?
-Bueno, a mí me van a sacrificar…
-¡Ah, caray! ¿Y por qué?
-Bueno, el caso es que le mordí la manito a la bebita de mi dueño.
-Oye, ese no es motivo… ¿no te pueden perdonar?
-Lo que pasa es que la bebita tiene tres meses y casi le arranqué la mano.
-¡¡No chingues!! ¿Por qué hiciste eso?
-No sé, simplemente sentí ganas de hacerlo…
-Pero dime, ¿por qué estás tú aquí?
-Bueno, lo mío fue también cuestión de ganas: Me estaba bañando con mi dueño, se le cayó el jabón y él se agachó para recogerlo y no me aguanté las ganas… ¡¡¡Me fui por detrás, lo sujeté con mis patas y me lo atoré!!!
-¡¡Aaaaaay, no maaaaaaaames, cabrón!! ¡¡Segurito que a ti también te van a sacrificar!!
-¡¡¡¡¡NOP, A MÍ SÓLO ME VAN A CORTAR LAS UÑITAS?!!!!!