Breve manual para despilfarrar el dinero público
Por Vanessa Job y Mónica Cruz
Ocultos en la inmensidad del mar digital, cientos o quizá miles de contratos de la administración pública federal y local guardan compras de bienes y servicios inadmisibles. Son gastos superfluos, con sobreprecios y excesos difíciles de justificar, que muchas veces ni siquiera pintan en el presupuesto, pero constituyen la muestra de un estilo de despilfarrar el dinero público: fiestas de Halloween, del Día del Abogado, compras de miles de boletos para Six Flags, cocteles gourmet, pantallas de TV de 100”, licores y bebidas, gastos millonarios en espinilleras para béisbol y softbol, corbatas Pineda Covalín. Son apenas una pequeña muestra de cómo se las gastan en los gobiernos y los organismos autónomos.